Hablemos de Liderazgo



En nuestra pasada reflexión, finalizamos abriendo el que sería nuestro siguiente tema, El Liderazgo. Compartiendo sobre el Emprendimiento Sustentable, terminamos afirmando que “…todo emprendedor sustentable debe ejercer un liderazgo efectivo, uno que inspire a otras personas a continuar la aventura emocionante que él ha iniciado”. Sin embargo; ¿qué es un líder?, ¿qué tipos de líderes puede haber?, y sobre todo ¿qué es un liderazgo efectivo?
            Investigando un poco, encontré con que el origen de la palabra Líder tiene dos orientaciones discutidas, una más aceptada que la otra. La primera afirma que proviene de la partícula Lid, que a su vez proviene del latín Lis-litis, la cual significa: disputa, querella o proceso; por lo tanto, y según su etimología, líder es una persona que se encuentra en una disputa, querella o proceso; situación que lo obliga a querer cambiar algo. Sin embargo, la segunda orientación sugiere que proviene del latín leit el cual significa “avanzar”, por lo que desde este enfoque, el líder es la persona que asume la delantera para ser pionero y guía de alguna iniciativa.
            Existen muchos enfoques que se le dan al liderazgo, según la perspectiva de las diferentes ciencias sociales, como la psicología, la sociología, etc. Sin embargo, en las lecturas que he hecho hay un elemento que comúnmente no aparece, el cual es el autoconocimiento de quien pretenda liderar algo. Hace poco tiempo tuve la oportunidad de conversar con una persona muy especial, la cual estaba atravesando por un momento de esos que llamo “encrucijadas de la vida”, luego de conversar un rato le pregunté si alguna vez había pensado en sus propias fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas; es decir si había hecho alguna vez un análisis FODA de ella misma, le sugerí que lo hiciera.
            Pocos son los emprendimientos que perduran en el tiempo, a esto se le puede achacar un montón de condiciones, como la economía, uso de la tecnología, entre otros, pero también sucede que hay iniciativas que cuando ya están en pleno recorrido, son abandonadas por quien decidió enrumbar ese camino o por una parte del equipo que comenzó hacerlo, debido a razones diferentes a las antes mencionadas, ¿por qué?
Soy una persona que me gusta presumir siempre la buena fe del resto, esta condición me hace entender las cosas de una manera un tanto optimista. Por lo tanto, presumo que las personas que deciden abandonar emprendimientos, que han logrado algún nivel de sustentabilidad son porque se encuentran en una situación que no contribuye a su plenitud como individuos. Esto ocurre, pienso yo, porque no hubo un proceso inicial de discernimiento acerca de cuáles son sus vocaciones e intereses, y tal vez antes de emprender no se preguntaron a sí mismos ¿qué me mueve? ¿Qué cosas me han gustado y cuáles me gustan hacer? ¿me seguirá gustando esto en el futuro? ¿Para qué y para quienes emprenderé?, por muy difícil o fácil que parezcan estas preguntas (según cómo lo vea cada lector), estas son cuestiones medulares que todo líder debería plantearse antes de emprender cualquier iniciativa. Antes de pretender liderar a algún equipo, necesario es liderarse a sí mismo, conocer tus propias vocaciones, intereses, deseos, metas, gustos y disgustos; de esta manera alguien podría comenzar a liderar a otras personas, ya con mayor propiedad y seguridad de sí misma.
La intención de compartir estas líneas no es la de plantear innovadoras tipologías de liderazgos, sino fomentar momentos de reflexión en ti que permitan comprender mejor hacia dónde orientar las decisiones. Hay esquemas que explican hacia donde está el estilo de liderar de cada uno de nosotros. Una teoría ampliamente aceptada es la llamada Malla Gerencial, desarrollada por Robert Blake y Jane Mouton, en esta ellos sugieren que los líderes se pueden tipificar según su orientación a la hora de tomar decisiones, si están más orientadas a las tareas o hacia el equipo de de trabajo, para ello proponen una malla con dos ejes de interacción, en el eje X la orientación a las tareas y en el eje Y a los miembros del equipo. De esta manera se les puede asignar un tipo de liderazgo a las personas quedando de la siguiente manera:



            Bien sea si eres del tipo: club social, insuficiente, equilibrado, autocrático o de equipo, lo cierto es que se requiere de inteligencia emocional para poder liderar efectivamente algún equipo. Inteligencia que, en mi modo de entender las cosas, se adquiere y se fortalece en la medida que podemos descubrir quienes somos, qué buscamos, qué queremos y para qué queremos lograr algo. Cuando estas cuestiones las podemos responder con seguridad plena, será ahí cuando podamos convencer a otras personas de alinear sus metas personales con una meta en común a la del equipo, más grande y poderosa que las metas individuales por separado.
            Para ir finalizando, un líder efectivo es quien a final de cuentas es capaz de: 1) transmitir confianza, 2) ser un ejemplo a seguir y 3) inspirar la energía necesaria para entender que las acciones en equipo siempre serán más efectivas que las individuales, y por lo tanto entender que yo soy porque nosotros somos. Cuando, como líder, logres estas tres premisas, podrás decir que has sido un líder efectivo.
Espero que hayan disfrutado de esta reflexión, que les haya sido de utilidad y recuerden siempre que, La Sustentabilidad es Posible.   

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