Intentemos Hablar sobre Espiritualidades en Relaciones Sociedad – Naturaleza

 

Hoy intento aportar elementos a un debate que considero capital para la compresión de las relaciones sociedad – naturaleza ¿influye nuestra espiritualidad en la manera cómo nos relacionamos como sociedad con la naturaleza? Es una pregunta que hace tiempo me viene dando vueltas en la cabeza.

Luego de un tiempo leyendo y esforzándome por entender la Laudato SI, es una pregunta que considero capital para mas o menos entender el ánimo voraz de la humanidad por consumir y descartar energía y materiales. Es así que hoy, entre Alejo, Jandry y yo, queremos sembrar esa inquietud en ti.


Introducción

Intentando aportar una aproximación analítica a las relaciones contemporáneas entre sociedad y naturaleza en el mundo occidental, mayoritariamente cristiano, pienso fundamental considerar la dimensión espiritual de la sociedad. En este sentido, es capital realizar un análisis a profundidad del mito de la creación presente en la Biblia y que pertenece a la tradición judeocristiana, propia de la occidentalidad.

Durante la segunda mitad del Siglo XX, la humanidad vivió una etapa de aceleración metabólica nunca vivida. Desde entonces, el ritmo con el que se extraen, transforman, consumen y desechan materiales evidencia impactos en el ambiente, que ya en la década de los 80s comenzó a generar preocupaciones. Del mismo modo que, continuando con lo vivido a finales del Siglo XIX e inicios del XX, el modelo capitalista se expandió globalmente, anclándose en la energía muy rentable obtenida de combustibles fósiles, el avance en el desarrollo de medios de transporte y nuevas herramientas de la comunicación que posibilitaron a la occidentalidad europea y norteamericana llegar a los confines dl planeta. 

La extensión del capitalismo, con su principal objetivo de maximizar ganancias y buscar constantemente nuevas técnicas que puedan reducir los costos de producción; se ve atravesado por una manera de entender la naturaleza, y de cómo los humanos, desde lo individual hasta lo social, se relacionan con ella. Es aquí, donde en las próximas páginas se busca analizar la influencia existente entre el mito de la creación en la tradición judeocristiana con las relaciones actuales entre la sociedad y la naturaleza, con la derivación en la llamada Teología de la Prosperidad como una manera de entender el evangelio donde, la manera de demostrar que el alma de una persona ha sido seleccionada por Dios para la salvación pasa por demostrar la prosperidad y el bienestar material, lo que ha influido en las relaciones que estas sociedades capitalistas tienen con el entorno, para capitalizar recursos materiales y económicos.

Además de esta realidad que se vive con el capitalismo, también es conocido que en los pueblos nativos de América (en adelante, sustituyo el término América por Abya-Yala), desde su cosmogonía originaria con sus propios mitos, sus propias maneras de entender las realidades tienen una relación con la naturaleza diferente al de la occidentalidad hegemónica. Por lo que interesa conocer las diferencias entre esas relaciones sociedad-naturaleza entre pueblos del Abya-Yala con la cristiandad occidental, para poder así observar la manera en cómo, desde la cristiandad basada en el mito de la creación, reformada por el calvinismo y derivada en la Teología de la Prosperidad vienen a diferenciarse de manera fundamental con las relaciones sociedad-naturaleza originarias en el Abya-Yala. Así, pienso aportar ideas y planteamientos a un debate que ayude a comprender los conflictos existentes en territorios habitados por pueblos originarios, víctimas de procesos históricos de genocidio, epistemicidio y persecución por la sociedad hegemónica; y así intentar responder a ¿Cómo influyen los mitos creacionales en las relaciones sociedad - naturaleza en el mundo occidental de tradición judeocristiano, y en pueblos originarios del Abya-Yala?

  1. Mito Creacional Judeocristiano

En el libro del Génesis se expone el mito de la creación, referencia para la tradición judeocristiana, siendo este el primer capítulo de la Biblia cristiana y de la Torah judía. Aquí se establece el origen de la naturaleza, el humano y todo cuanto existe en el universo. Expone en el Capítulo Primero, entre los versículos 26 y 30:

26 Y dijo Dios: “Hagamos al hombre a nuestra imagen conforme a nuestra semejanza; y tenga dominio sobre los peces del mar, y sobre las aves de los cielos, y sobre las bestias, y sobre la tierra y sobre todo animal que se arrastra sobre la tierra.

27 Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó varón y hembra los creó.

28 Y los bendijo Dios y les dijo Dios: “Fructificad y multiplicaos; y henchid la tierra y sojuzgadla y tened dominio sobre los peces del mar, y sobre las aves de los cielos y sobre todas las bestias que se mueven sobre la tierra.

29 Y dijo Dios: he aquí que os he dado toda la hierba que da semilla que está sobre la faz de toda la tierra; y todo árbol en que hay fruto de árbol que da semilla os será para comer.

30 Y a toda bestia de la tierra, y a todas las aves de los cielos y a todo lo que se arrastra sobre la tierra, en que hay vida, toda hierba verde les será para comer. Y fue así. (p. 02)  

Imagen 1: la creación de Adán, pintura de Miguel Angel en la Capilla Sixtina, Roma

Tal como establece en estos cinco versículos, se habla de un dominio que el dios judeocristiano le otorga al hombre sobre todo ser vivo, con énfasis en el versículo 28, para multiplicar la especie humana. Desde una mirada teológica, al leer con detalle estos versículos que dicen de una manera explícita “sojuzgadla”. Término que no debe ser ignorado ni menospreciado, ya que viene a contribuir en el entendimiento que la occidentalidad tiene de que todo cuanto ha sido creado está para ser dominado por el hombre. Observando así, elementos que dan origen a ideas patriarcales, por ejemplo; aunque en el versículo 27 del capítulo primero del Génesis dice “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó varón y hembra los creó” también más adelante dice entre los versículos 21 y 23 del capítulo segundo del Génesis:

21 Y Jehová Dios hizo caer un sueño profundo sobre Adán, y éste se quedó dormido. Entonces tomó una de sus costillas y cerró la carne en su lugar;

22 y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer y la trajo al hombre.

23 y dijo Adán: Ésta es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada (p.04)

Con esto, aunque en el versículo 27 se afirma que los creó varón y hembra, más adelante dice que creó a Eva desde una costilla de Adán; lo que podría ser un aporte a la comprensión que la sociedad hace al rol de la mujer al servicio del hombre, sin igualdad de condiciones. Como también se observan nociones patriarcales cuando en el capítulo quinto del Génesis se presentan las generaciones que descendieron de Adán, haciendo referencia al linaje masculino.

Se identifica una serie de jerarquías varón – mujer – naturaleza, es decir: Se crean jerarquías entendiéndolas como 1) Deidades, 2) hombre, y 3) resto de la creación. Este dios hace al hombre señor de los animales y de la mujer. La mujer queda en una posición intermedia en la jerarquía (Valera 1960). Esta manera de comprensión de jerarquizar la creación de Dios, ha llevado a que el hombre busque siempre dominar sobre todo cuanto pueda, porque Dios así lo creó y lo dispuso, como está en el versículo 12 del capítulo segundo del Génesis “y el oro de aquella tierra es bueno; hay allí también bedelio y ónice” lo que contribuye a un aporte teológico de la bondad de extraer materiales de la naturaleza buenos para el hombre; así como continúa con el versículo 15 y 16 del mismo segundo capítulo con “ 15 Tomó, pues, Jehová Dios al hombre y le puso en el huerto de Edén, para que labrase y lo guardase. 16 Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: de todo árbol del huerto podrás comer” lo cual también da luces a la comprensión de que Dios creó al hombre con la intención de que trabajase la tierra, para poder alimentarse y servirse de ella, es decir como dos elementos diferentes, que uno sirve al otro.

Estos aportes van configurando toda una cosmogonía en la occidentalidad, una manera de comprender el rol que tiene el hombre para con la naturaleza y la naturaleza para con el hombre, todos elementos que, con la reforma protestante y algunos cambios de manera de comprensión, vendrán a configurar las bases de un capitalismo hegemónico que determina relaciones entre la sociedad y la naturaleza, estableciendo qué es lo correcto y qué no.

 

  1. La Ética Protestante, la Teología de la Prosperidad y su influencia en la expansión del capitalismo

Teología de la Prosperidad

Los pilares principales del evangelio de la prosperidad son sustancialmente dos: 1) bienestar económico y 2) salud (Spadaro 2019: 246). La teología de la prosperidad se la puede entender como una corriente teológica neopentecostal evangélica, cuyo principal objetivo es la convicción de que Dios quiere que sus fieles tengan una vida próspera, es decir, que sean 1) económicamente prósperos, 2) saludables en el aspecto físico e 3) individualmente felices. El riesgo de esta teoría es transformar a Dios en un poder a nuestro servicio (Spadaro 2019: 243). Todos estos elementos de la llamada Teología de la Prosperidad, configuran actualizaciones que ha venido teniendo la corriente calvinista en la reforma protestante, que ya desde el siglo XVI ha venido planteando que la prosperidad y bienestar material, son señales de que Dios ha elegido a esa persona para salvar su alma y llevarla al reino de los cielos, por lo que una persona fiel creyente de esta vertiente buscará siempre la manera de ser próspero para demostrar que ha sido seleccionado por Dios desde los tiempos de la creación, para ser salvo.

Imagen 2: Retrato de Juan Calvino, reformista del cristianismo en el siglo XVI

Los grandes poderes económicos en muchas de las naciones del norte europeo y americano, suelen practicar los planteamientos de esta teología, donde el ahorro y la inversión son pilares fundamentales para poder demostrar la salvación, siendo estos el germen de los grandes capitales, primero nacionales y luego transnacionales.

Existen dos características importantes de estos movimientos que son primero los pactos firmados por Dios con su pueblo, este concepto del Dios de los Pactos es que, como los cristianos son hijos espirituales de Abrahám, también son herederos de derechos materiales, bendiciones financieras y ocupaciones territoriales. Mientras que la segunda característica son las Semillas y cosechar se entiende ante todo como un hecho económico, que se mide en términos de retorno de la inversión. (Spadaro 2019: 247). Esta característica de las llamadas Semillas viene a ser una característica actualizada en el siglo XX de lo que ya se venían planteando grupos puritanos del norte de América (de corriente calvinista) donde se cree que, debido a que Dios ya desde la creación del universo decidió quienes están salvos y quienes no, por ejercicio de su soberanía divina, quienes ya están salvos y en consecuencia son prósperos materialmente no deberían utilizar su riqueza ni para ostentar lujos ni para la caridad con los pobres, ya que la pobreza material y la enfermedad son consideradas evidencias de que Dios no lo ha seleccionado; por lo que toda esa prosperidad material debe ser utilizada como Semillas en ahorros e inversiones que aporten más prosperidad y bienestar.

Finalmente, esta creencia busca demostrar que todo ese bienestar material y salud son evidencias de la Fe del creyente, por lo que siempre se buscará ese bienestar para demostrarse a sí mismo que es una persona elegida por Dios. Con todo esto, la creencia o no de estas teorías, recae una vez más en la exclusiva responsabilidad de cada uno de los creyentes (Spadaro 2019: 248). Con todos estos planteamientos, se tiene que el origen calvinista de la Teología de la Prosperidad, unido ya a los elementos del mito creacional de dominación de la naturaleza por mandato divino, vienen a ser una combinación para determinar desde hace al menos cinco siglos las relaciones que las sociedades tienen con la naturaleza. Por un lado, el mandato divino de sojuzgar/dominar a la naturaleza y en la otra mano la necesidad de demostrar que el alma propia ha sido seleccionada por Dios para la salvación, vienen a ser un cóctel para la depredación del planeta, entendiendo la naturaleza como un medio para saber o confirmar si la persona es buena a ojos de Dios.

 La Ética Protestante

La Ética Protestante es una definición usada en la sociología, economía e historia que se fundamenta en el énfasis calvinista de la necesidad de trabajar duro como componente atractivo que explicaría el por qué los países de mayoría protestante han alcanzado niveles de bienestar material diferentes a los que no son de mayoría protestante, este es en concepto acuñado por el alemán Max Weber en 1905 en su libro, La Ética Protestante y el Espíritu del Capitalismo. Según la doctrina religiosa del calvinismo, se señala que las evidencias de haber recibido la salvación y la gracia de Dios son en primer lugar el trabajo duro y en segundo lugar el éxito personal (Psicología y Mente s.f.).

Imagen 3: portada del libro La Ética Protestante y el Espíritu del Capitalismo de Max Weber.

En la doctrina religiosa del catolicismo, para poder ser parte del reino de los cielos hay que tratar de ser buenas personas, es decir, que para lograr la gentileza de Dios y llegar a la salvación es necesario que forjemos buenas labores en vida, como la caridad, la corrección moral y seguir los mandamientos. Sin cometer delitos ni caer en pecado, seremos considerados buenas o malas personas merecedoras del buen trato divino cuando sea nuestra muerte (Psicología y Mente s.f.). Esto es una diferencia fundamental ya que, en la corriente calvinista, Dios ya seleccionó desde la creación a todas las personas que irán al reino de los cielos, y en la vida terrenal el hombre debe es corroborar y tratar de hacer cumplir los mandatos de Dios.

En la Ética Protestante, las tesis que hablan de salvación se podrían considerar más bien contrarias a las católicas, esto se debe a que la salvación y la gracia divina son circunstancias que los decide Dios al momento de nacer o incluso antes, esto no se da durante nuestras vidas. La relación entre salvación y ser un individuo generoso, bondadoso y exitoso en la vida es inversa. La salvación no es consecuencia de portarse bien, sino que ya está establecido y es Dios quien predestina nuestra salvación y, consecuentemente nuestra forma de ser. Los protestantes señalaban que se podía saber si un individuo había sido escogido por Dios para ser rescatada si ella era atractiva, poseía éxito en los negocios, trabajaba duro, fiel devota al Dios, y finalmente buena persona (Psicología y Mente s.f.). Toda esta cosmogonía, que vino como consecuencia de una segunda oleada reformista en el cristianismo del siglo XVI, vino a configurar lo que son las bases del capitalismo actual y en consecuencia las relaciones con la naturaleza que se viven, para demostrar la salvación al reino de los cielos.

La Ética Protestante aporta luces para una comprensión de las relaciones sociedad-naturaleza actuales desde una dimensión espiritual y teológica, ya que el análisis meramente económico para comprender las dinámicas capitalistas depredadoras, más los análisis psicológicos en la valoración de los derechos individuales, corren el riesgo que no completar el círculo de todas las dimensiones del humano, donde la dimensión espiritual es un elemento cultural determinante. Profundizar esta comprensión, ya lo expone el mismo Weber en La Ética Protestante y el Espíritu del Capitalismo:

Ahora bien, si algo hay en verdad censurable para la moral es la satisfacción del descanso en la riqueza, la fruición de los bienes, con los resultados ineludibles del sensualismo y de la indolencia, así como el consiguiente desvío del afecto ardiente hacia una vida “santa”. Por el solo hecho de que al descansar en la riqueza se corra un riesgo, ella es merecedora de condena, ya que el “eterno reposo del santo” se halla en el más allá; por eso quien quiera estar seguro de su estado de gracia en este mundo, debe “efectuar las obras de aquel que le ha enviado, en tanto que es día”. Conforme a la voluntad indudable de Dios, revelada por Él, aquello que es válido para acrecentar su gloria no es la ociosidad ni el placer, por el contrario, son las obras; en consecuencia, el primero y más importante de todos los pecados es el derroche del tiempo: la durabilidad de la existencia es demasiado breve y hermosa para consolidar nuestro sino. Desperdiciar el tiempo en la vida social, propalando murmuraciones, en la opulencia, inclusive, entregándose al sueño por más tiempo del que requiere la salud corporal, esto es, de seis a ocho horas, a lo sumo, es del todo reprochable en cuanto a lo moral.     (p. 105)

Con este análisis planteado por Max Weber en su principal obra, se puede observar la importancia que tiene el trabajo dentro del concepto de la Ética Protestante, y que viene a contribuir a lo que él llama Espíritu del Capitalismo. El valor supremo que se le da al trabajo y el desprecio que se da al despilfarro del tiempo en ocio y pereza, unido al valor del ahorro del dinero, van dejando semillas para que el capitalismo florezca.

Relación entre Ética Protestante y Capitalismo

Continuando con el mismo autor, Max Weber relaciona el protestantismo con el desarrollo económico debido a que el mundo germánico y anglosajón, especialmente Estados Unidos, Reino Unido, Reinos Germanos (principalmente Prusia) y Escandinavia, estaban viviendo una expansión económica importante; además que sus habitantes eran conocidos por ser muy trabajadores y productivos. Los primeros colonos ingleses, principalmente calvinistas de tendencia puritana, que se establecieron en norteamérica, influyeron mucho en el desarrollo económico y social de este país (Psicología y Mente s.f.).

Son algunos los símbolos exteriores que la doctrina del calvinismo considera que son pruebas de haber sido escogidos por Dios. El autor Max Weber utilizó esta tesis de la superioridad económica del protestantismo frente el catolicismo. Los creyentes protestantes, con la idea de señalar que han recibido la gracia divina, trabajaban más duro para hacer que sus negocios sean los más florecientes, puesto que no quieren aceptar la idea de no haber recibido la gracia de Dios.

Otro factor importante del protestantismo que Weber relaciona con el desarrollo del capitalismo es su idea sobre el patrimonio. Mientras que en el catolicismo era mal visto tener mucho dinero, en el protestantismo era todo lo contrario ¡eso sí! no se puede derrochar el dinero en ostentaciones superfluas. Dentro de la doctrina religiosa del calvinismo radical estaba prohibido dar dinero a los mendigos de forma piadosa, ya que creen que esto va en contra de los designios de Dios, por mucho dinero que cualquier persona pueda tener.

Así, como un protestante radical no puede gastar su dinero en cualquier actividad superflua de lujo u ocio para ellos, ni tampoco deben darlo a los más necesitados en modo de caridad, los creyentes más adinerados se veían en la obligación de ahorrar e invertir todos los excedentes financieros (Psicología y Mente s.f.).

Con siglos de estas prácticas financieras, relacionando la espiritualidad y la economía; en colonias norteamericana y otras zonas del norte de Europa, se fue contribuyendo con las condiciones necesarias para el surgimiento progresivo del capitalismo, que con la advenimiento de la primera revolución industrial, y otras ideas revolucionarias para la época de la ilustración constituyeron el escenario para el surgimiento del capitalismo que conocemos hoy día; con unas relaciones sociedad-naturaleza que han marcado al menos los últimos tres siglos en la occidentalidad.

  1. Mitos Creacionales en el Abya Yala

A pesar de la enorme distancia geográfica que atraviesan las culturas del Abya-Yala, es posible encontrar en las cosmogonías locales ciertos puntos en común y ciertas reminiscencias que forjan otro tipo de relaciones no sólo con la naturaleza, sino con el territorio todo, siendo este comprendido no solamente por lo tangible, sino también por aquello que para las culturas no forma parte de este plano de realidad. La memoria o los ancestros son para muchas culturas, tan importante como la biodiversidad, el cielo o el subsuelo.

Se tiene en la cosmogonía del pueblo Mapuche que no se evidencia claramente el grado de distanciamiento que lleva a la dualidad sujeto-objeto, a la separación entre el concepto formal de naturaleza y la sociedad, escisiones que signan la concepción moderna de la ciencia occidental. El hombre no está apartado sino sumergido sensualmente en la naturaleza material y este mayor vínculo con ella se expresa en sus representaciones simbólicas, aún cercanas al detalle sensible, palpable y concreto (Villagrán 2018: 257). Este pueblo cuenta con una conexión entre arte, ciencia e historia y cosmovisión integrada entre la naturaleza, la cultura y la enseñanza (Villagrán 2018: 264). Estos elementos todos vienen a configurar un entendimiento de la naturaleza que caracteriza la manera de relacionarse el pueblo Mapuche con su entorno.

Desde la cosmogonía y dentro del pensamiento Maya, cultura y naturaleza interactúan de manera diferente, pues la segunda es pensada no sólo como proveedora de recursos y bienestar sino antes que nada, como una alteridad, un interlocutor con el que se establecen relaciones sociales importantes a nivel simbólico y práctico. Asimismo, la casa de múltiples seres, también alteridades, que pueblan el espacio e interactúan con los seres humanos (Estrada 2009).

El texto sagrado del pueblo Maya, Popol Vuh o Libro de la Comunidad, se presenta un mito creacional del universo que quizás por las traducciones de evangelizadores cristianos, puede haber algunos elementos algo parecidos a la Biblia cristiana. Esto posiblemente se deba al sincretismo y debido a que el Popol Vuh es una transcripción de relatos orales compilada en el principio del Siglo XIII. En esta versión de la cosmogonía Maya encontraría no uno, sino dos demiurgos, Serpiente Plumada y Huracán que desde un vacío cósmico crean el mar y el cielo y unen ambos. Después proceden a crear todas las plantas, las montañas y la tierra, pero presenta una disyuntiva ontológica curiosa. Para los dioses del Popol Vuh, no se crean las cosas y luego se las nombran, sino que su nombre predata su creación. En este marco, en la Primera Parte del texto los dioses se sentían solitarios y crean a los animales para que los adoren, pero estos no podían hablar. Al crear primero el nombre de la humanidad, luego intentaron desde el barro y otros materiales hacer algo que estuviera a la altura del nombre, pero fallaron. Hasta que a la humanidad la hicieron de maíz amarillo y blanco, y esta tenía como obligación adorar siempre a los dioses.

Así, se puede encontrar en el Capítulo I del Tercer Capítulo del Popol Vuh textualmente lo siguiente:

De Paxil, de Cayalá, así llamados, vinieron las mazorcas amarillas y las mazorcas blancas.

Estos son los nombres de los animales que trajeron la comida: Yac (el gato del monte), Utiú (el coyote), Quel (una cotorra vulgarmente llamada chocoyo) y Hoh (el cuervo). Estos cuatro animales les dieron la noticia de las mazorcas amarillas y las mazorcas blancas, les dijeron que fueran a Paxil y les enseñaron el camino de Paxil.

Y así encontraron la comida y ésta fue la que entró en la carne del hombre creado, del hombre formado; ésta fue su sangre, de ésta se hizo la sangre del hombre. Así entró el maíz en la formación del hombre por obra de los Progenitores.

Y de esta manera se llenaron de alegría, porque habían descubierto una hermosa tierra, llena de deleites, abundante en mazorcas amarillas y mazorcas blancas y abundante también en pataxte y cacao, y en innumerables zapotes, anonas, jocotes, nances, matasanos y miel. Abundancia de sabrosos alimentos había en aquel pueblo llamado de Paxil y Cayalá. (p. 126)

Imagen 4: Portada de una edición del Popol Vuh

En este fragmento del Popol Vuh pueden observarse elementos que marcan lo que pueden ser un estilo de relacionarse la humanidad con la naturaleza, desde lo presentado al crear al humano de mazorcas de maíz, hasta la participación de animales en la creación del humano con los dioses, además de la alegría de la que se hace referencia al encontrar una hermosa tierra. Son estos algunos elementos que se extraen del mito creacional en el texto que pueden dar luces a una comprensión de las relaciones sociedad-naturaleza que se tienen en la cultura Maya.

En lo referente a los pueblos indígenas del estado de Veracruz el nacimiento del universo es presentado en un sincretismo hecho entre la antigua tradición mesoamericana y el cristianismo. El principio esencial de la concepción del universo nace de las oposiciones entre dos partes que se complementan. Entre los tepehuas, el principio dual se indica en la composición de sus dos divinidades principales: el Sol y la Luna. Al primero se le asemeja con Cristo y a la segunda con el Diablo. También, cada uno de los astros contienen de propio e indisoluble una pareja que identifican como madre y padre y se expresa “su padre y su madre de nuestro Dios”. Los padres del Sol son San José y la Virgen. Los padres de la Luna se llaman sereno amarillo, “el que da vueltas”, es decir, el aspecto exterior que refleja la luz tenue, y sereno rojo, el interior de la Luna, que perturba a las mujeres (Vargas 2011).

Toda esta diversidad de mitos creacionales en el Abya Yala, configuran al mismo tiempo una diversidad de maneras en que estos pueblos se relacionan con la naturaleza, aunque con el factor común de que no se constituyen en relaciones de dominación a la naturaleza, son mitos creacionales que aunque muchos han sido influenciados en un proceso de sincretismo cultural con la cristiandad, se pueden observar aún hoy día los elementos de la naturaleza en su narrativa, y la no dominación que los dioses dejaron de humanos para con la naturaleza

  1. Diferencias de Relaciones Sociedad - Naturaleza

La espiritualidad es una dimensión humana que por lo abstracto, muchas veces se cree que no es tan determinante en el comportamiento humano, de ahí que las personas atribuyan más importancia a dimensiones como la económica. Sin embargo, toda la construcción de valores espirituales que desde hábitos culturales se van anidando en el inconsciente de las personas, vienen a influir en los modos cómo los individuos, y consecuentemente las sociedades, establecen sus relaciones.

En los pueblos originarios del Abya Yala, hay relaciones con la naturaleza que tienden a la armonía y equilibrio entre las sociedades con su entorno. Aunque hay diversidad en las cosmogonías originarias, también es cierto que hay elementos comunes que influyen en el comportamiento de estos pueblos. El pueblo Maya y su Popol Vuh son el pueblo donde se ha recogido de manera escrita y compilatoria muchos de sus mitos, aunque se trata de un esfuerzo por hacer un paralelismo con la Biblia cristiana.

Imagen 5: Relación Sociedad-Naturaleza en culturas del Abya Yala

Mientras los últimos siglos de la occidentalidad cristiana, fuertemente marcada por la reforma protestante calvinista que ha contribuido a una Teología de la Prosperidad. Esto, junto a unos planteamientos en el Génesis de la Biblia, donde Dios hace un llamado a sojuzgar/dominar la naturaleza, porque fue creada para servir al hombre. Ha tenido efectos devastadores en el planeta, una comprensión teológica que lleva a dominar la naturaleza, en unas relaciones desiguales y de poder, entendiendo al hombre (género masculino) como ajeno al entorno como alguien que, al estar hecho a semejanza de Dios, es superior y en consecuencia todo lo que le rodea es objeto del que puede (y debe) apropiarse/servirse (incluyendo la mujer).

Imagen 6: relación Sociedad-Naturaleza de dominación

 Diversas maneras de comprender las relaciones sociedad - naturaleza, desde donde el comportamiento determinará (o influirá) lo que será la existencia luego de la muerte.  Por un lado, un modo hegemónico eurocentrista, patriarcal que busca dominar para generar “prosperidad” y en consecuencia corroborar que el alma individualmente es salva; y en la acera de enfrente toda una diversidad de cosmogonías que dialogan en condiciones de horizontalidad con la naturaleza, al entenderse parte de ella, al reconocer su origen mítico como humanidad en la misma naturaleza y por ello es necesario protegerla, del mismo modo que se protege a la familia.

  1. Conclusiones de cierre

Bajo el marco de la Teología de la Prosperidad, como una consecuencia de la ética protestante, se observan fuertes componentes que dan importancia a la riqueza material para demostrar que la salvación, mientras que la enfermedad, la pobreza y la infelicidad no con consecuencia del ocio y despilfarro de tiempo, son evidencia de que no se ha sido seleccionado por Dios.

Producto de este breve análisis, se ha podido identificar cómo el sistema de creencias de cada pueblo se ve afectado por las narrativas en sus mitos, dando especial énfasis a los mitos creacionistas que determinan un entendimiento colectivo en los pueblos del rol que tienen las personas para con la naturaleza; si es una cosa, sí es parte de la familia, si debe ser venerada o si debe ser dominada.

La cosmogonía de los pueblos influye, no sólo el entendimiento sino, la forma de vivir de la sociedad, así mismo tiene un gran impacto en las percepciones del mundo y el rol que las personas deben tener para con la naturaleza, o viceversa. Todo este análisis e intento de profundización para responder al cuestionamiento ¿Cómo influyen los mitos creacionales en las relaciones sociedad - naturaleza en el mundo occidental de tradición judeocristiano, y en pueblos originarios del Abya-Yala?  ha contribuido a una compresión de que la crisis ecológica global contemporánea; marcada por un capitalismo depredador y hegemónico, que violenta el bienestar de todos; sí es una consecuencia de las relaciones sociedad - naturaleza alimentadas desde un mito creacional que impone la idea de un hombre dominador de todo.   

Esta concepción mítica en las cual la humanidad es “fabricada” establecen no sólo una distancia y separación ontológica de la humanidad con su entorno natural, sino que suelen derivar en posiciones de control sobre ese mismo entorno. Posicionando a la humanidad por encima de la naturaleza y la misma devoción que los dioses exigen de los humanos, los humanos la exigirán de la naturaleza. Esto también nos posiciona más cerca de las deidades y, por ende, más importantes que otros seres vivos.

Al mismo tiempo, esta distancia persona - naturaleza también niega e invisibiliza la ecodependencia de la humanidad, en la cual todos sus sistemas sociales y su interdependencia está basada alrededor de ecosistemas con los cuales la humanidad dialoga constantemente para encontrar bienestar.

La negación de que los humanos provienen del mundo natural habilita también a tener una ilusión de control absoluto y total sobre los ecosistemas. A pesar de que la ciencia ha podido incorporar en sus aproximaciones metodológicas el desbalance de cierta complejidad con abordajes como teoría del caos o sistemas complejos, la humanidad todavía posee una episteme que le indica que puede dominar y controlar la naturaleza, derivando en megaproyectos de infraestructura o áreas de investigación como la geoingeniería, que nos llevan concluir que los mitos creacionales sí influyen en las relaciones sociedad – naturaleza, y de manera determinante.

  1. Referencias bibliográficas

Antonio Spadaro, Marcelo F. Figueroa. 2019. “Teología de la prosperidad. El peligro de un "evangelio diferente"”. Selecciones de teología, ISSN 0037-119X, Vol. 58, Nº 231, 2019. Accedido 28 de diciembre: https://seleccionesdeteologia.net/selecciones/llib/vol58/231/230_Spadaro_Figueroa.pdf

Anónimo. 1994. Popol Vuh. Primera Edición en Panamericana Editorial Ltda. Accedido el 01 de Enero del 2021: Popol Vuh.pdf (guao.org)

Adriana C. Estrada Ochoa. 2009. “Naturaleza, cultura e identidad. Reflexiones desde la tradición oral maya contemporánea”. Estud. cult. maya vol.34 México ene. 2009: Accedido 30 de diciembre: http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0185-25742009000200007

Bioguia. 2019. “3 mitos sobre la creación del mundo que demuestran que todos somos iguales: Buscar en el pasado para entendernos es más importante que nunca”. Accedido 30 de diciembre:https://www.bioguia.com/entretenimiento/mitos-sobre-creacion-mundo_29291082.html

Carolina Villagrán, Miguel Videla. 2018. “El mito del origen en la cosmovisión mapuche de la naturaleza: una reflexión en torno a las imágenes de FILU - FILOKO – PIRU”. Magallania (Chile), 2018. Vol. 46(1):249-266. Accedido 30 de diciembre: https://scielo.conicyt.cl/pdf/magallania/v46n1/0718-2244-magallania-46-01-00249.pdf

Guadalupe Vargas Montero. “La cosmovisión de los pueblos indígenas”. Incienso en Zozocolco: Accedido 30  de diciembre: https://www.sev.gob.mx/servicios/publicaciones/colec_veracruzsigloXXI/AtlasPatrimonioCultural/05COSMOVISION.pdf  

La Santa Biblia, El Antiguo Testamento.Versión De Casiodoro De Reina (1569), Revisada Por Cipriano De Valera (1602), otras revisiones:1862, 1909 Y 1960. Accedido el 22 de diciembre del 2020: https://media.ldscdn.org/pdf/lds-scriptures/holy-bible/holy-bible-spa.pdf

Psicología y Mente. “Las 5 diferencias entre mito y leyenda. Estas formas narrativas de expresión tienen objetivos, formatos y estilos muy distintos”. Accedido 30  de diciembre: https://psicologiaymente.com/psicologia/diferencias-mito-leyenda

“Ética protestante del trabajo: qué es y cómo la explica Max Weber ¿Qué es el concepto de ética protestante del trabajo? Veamos cómo explica el desarrollo económico.”. Accedido 30  de diciembre: https://psicologiaymente.com/cultura/etica-protestante-trabajo

Weber M., 1905. La Ética Protestante y el Espíritu del Capitalismo. Accedido el 30 de diciembre del 2020: La Ética Protestate y el Espíritu del Capitalismo (medicinayarte.com)

 

 

 

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