Reflexión artículo: Ecofascismo, uno de los peligros del ambientalismo burgués
Hoy quiero compartir una reflexión que escribí sobre un artículo de la revista Ecología Política cuadernos de debate internacional, donde se aborda desde una mirada ecofeminista los planteamientos de movimientos/organizaciones ecofascistas, y como es que durante el 2020 con el advenimiento del COVID-19 han tomado un aire que nos invita a tenerlos mapeados
https://www.ecologiapolitica.info/?p=14012
Teniendo
al ecofeminismo como el encuentro entre ecologismo y feminismo, se tiene una
crítica fundamental al rol de lo femenino que se le atribuye desde el discurso hegemónico.
Donde se entiende a la mujer como la “madre protectora” de la tierra, mayúscula
responsabilidad.
Este
es un artículo muy interpelante. Nos invita a un proceso de desaprendizaje,
necesario para aprender diferentes modos de comprensión de la crisis socioambiental.
Con más de treinta años teorizando y practicando, el ecofeminismo es una
corriente que sufre los embates de una cultura patriarcal que no quiere (¿o no
puede?) ampliar su comprensión de los orígenes de la crisis socioambiental
contemporánea del capitaloceno.
Desde
el ecofeminismo se cuestiona vehementemente la feminización de la naturaleza, valorando
superlativamente su “pureza, que merece ser cuidada: virgen, prístina, intocada”
(Moreano, 2020, p. 39). Incluso, la reducción del concepto de Pachamama
como “madre naturaleza” lleva una comprensión limitada del concepto, la naturaleza
solamente como productora y reproductora de vida, lo que derivaría en una “feminización
de la naturaleza y la naturalización del rol de género femenino” (Moreano, 2020,
p. 42). Esto es una visión muy reductora de la mujer, propia del sistema
imperante, donde aún está presenta la idea de que, para ser mujer, necesario es
casarse y tener hijos.
La
primera gran pandemia del siglo XXI, ha dado pie para que podamos ubicar a
organizaciones con tendencias ecofascistas, lo cual es una amenaza no solo por
sus planteamientos, sino al daño que hacen al ecologismo con sus propuestas
neomalthusianas que causan rechazo en personas que no están involucradas con
ningún ecologismo. Esta mirada machista del ambientalismo, como la “madre
naturaleza” y el “padre cosmos” asignando géneros a conceptos abstractos, esconde
en el fondo maneras de entender las relaciones de poder que se dan alrededor.
Estos
ambientalismos ciegos a las exclusiones sociales; de género, raza y clase
social tienden a culpar a las pobrezas de la crisis socioambiental que se vive,
y desde una mirada machista se les achaca a las mujeres dicha responsabilidad “por
reproducirse mucho” de aquí las propuestas neomalthusianas para solucionar
problemáticas como el cambio climático. La
verdad es que, se habla de crisis socioambiental porque no se trata de una
crisis social y una crisis ambiental, separadas una de la otra, sino es una misma
crisis, que tiene su causa en la estructura misma del sistema capitalista. Son
los más pobres quienes sufren los embates de la contaminación local y regionalmente,
quienes viven en las periferias, los “descartados” del sistema, a los que estas
propuestas ecofascistas atribuyen la causa del problema ambiental global.
Aquí
la peligrosidad de estos ecofascismos, al entender que los humanos somos el “virus
del planeta”, sin incluir las exclusiones sociales en la ecuación que nos ha
llevado a esta situación donde el cambio climático, la acidificación de los
océanos, la degradación de los suelos, afecta a los más pobres. Así, el
ecofeminismo nos invita a integrar en la comprensión que son estas mismas
estructuras patriarcales, de dominio hacia la mujer, las que también depredan
nuestro planeta y que hay una bipolaridad respecto al trato de la naturaleza, que
por un lado se valora su pureza y virginidad, y por el otro se le viola y
ultraja desde sus entrañas
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